¡ AVANTI !
Si te postran diez veces te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas ...
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
.
que se rompen las garras de la suerte…
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!
.
¡PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza,
.
necesita del agua y no la implora...
¡Qué muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza!
¡MOLTO PIU AVANTI!
Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas,
para limar las de los otros antes.
Los que van por el mundo delirantes,
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas
sucios, enfermos, trágicos... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
nunca sigas impulsos compasivos!
¡Ten los garfios del odio siempre activos,
.
y los ojos del juez siempre despiertos!...
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!.
ALMAFUERTE
.
Poeta argentino, bautizado con el nombre de Pedro Bonifacio Palacios, nacido el 13 de mayo de 1854 en San Juan, Provincia de Buenos Aires, Argentina y fallecido en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina el 28 de Febrero de 1917.
Sus padres fueron gente modesta. Esta circunstancia hizo que su educación no fuera esmerada y que no conociera otras aulas que las de la escuela primaria. Siendo adolescente intentó seguir estudios de pintura, pero, carente de recursos y de influencias, no consiguió la beca que solicitara para perfeccionarse en Europa.
Educado en una escuela porteña, en la que llegó a ser preceptor, sintió despertar su vocación por la enseñanza y, aunque no tenía título oficial, comenzó a ejercer el magisterio en las escuelas de la Piedad y Balvanera. Poco después se trasladó a la campaña y fue maestro en Mercedes, Chacabuco, Salto y Trenque Lauquen. En estos pueblos también alcanzó notoriedad como periodista polémico y apasionado, poco complaciente con los caudillos locales.
Vehemente y entregado por entero a su labor pedagógica, tuvo la satisfacción de que la escuela de campaña que dirigía recibiera un día la visita de Sarmiento. No obstante, pronto debió dejar su puesto por carecer de título habililitante.
Posteriormente, ayudado por la reputación que le habían alcanzo algunos artículos periodísticos, logró un empleo en la Cámara de Diputados de Buenos Aires. Luego fue bibliotecario y traductor de la Dirección General de Estadística de la misma provincia.
Hacia 1887 se estableció en La Plata, por esos días ya era un escritor de cierto nombre, puesto que desde 1877 aparecían versos suyos en diarios porteños. Después de ejercer el periodismo en el diario "Buenos Aires", en 1890 se trasladó a la Capital Federal. No permaneció mucho tiempo en la ciudad, ya que regresó a La Plata para ocupar la dirección del diario "El Pueblo".
Desde ese momento su actividad periodística no declinó y sus artículos y poemas, firmados con el seudónimo de Almafuerte, sacudieron con su combatividad la tranquila sociedad bonaerense, suscitando apasionadas adhesiones tanto como enconados ataques.
Nuevamente en su escuela de Trenque Lauquen, no pudo satisfacer su ambición de enseñar a los niños, porque fue dejado cesante por "cuestiones políticas", en 1896. En rigor, la razón no parece atendible, ya que Almafuerte jamás se había alineado en las agrupaciones políticas de su tiempo, aun cuando nunca había retaceado su virulenta crítica a los hombres públicos, sin importarle a que partido pertenecían.
Establecido en La Plata, vivió retirado prácticamente de la vida pública, sufriendo innumerables privaciones. Con algo de predicador, prefirió las sombras de la pobreza a aceptar algún empleo público que se le ofreciera, pues siempre había criticado a aquellos que vivían a expensas de los presupuestos oficiales.
Bohemio incorregible, de carácter explosivo, casi intolerante, nunca se esforzó por disimular los arranques de su mal genio.
En 1904, Almafuerte se contó entre los que apoyaron la candidatura presidencial de Marcos Avellaneda, aunque sin mucho entusiasmo. Hacia 1906 su situación económica empeoró y se convirtió en su principal preocupación. En su desesperación recurrió con frecuencia a la bebida, aún cuando jamás fue un alcohólico. Pese a las estrecheces que pasaba adoptó cinco hermanos y les brindó lo poco que tenía. En los años próximos al Centenario habitaba un rancho en los arrabales de Tolosa. Sin embargo, seguía siendo el genio tutelar de los jóvenes rebeldes, que lo veían como un auténtico profeta.
En 1913, a instancias de algunos amigos, accedió a leer y comentar sus poemas en el teatro Odeón de Buenos Aires, la sala preferida de la élite porteña. El éxito estimuló al poeta y a sus empresarios a continuar con sus exhibiciones. Pero esta actividad no conformó del todo al escritor, que, no sin amargura, comentó: "Me han domesticado".
La iniciación de la Primera Guerra Mundial lo encontró en una ferviente militancia por la causa aliada. Por esos años, la lectura pública de sus obras, sus conferencias y la colaboración de algunos hombres del gobierno aliviaron su precaria situación y le permitieron adquirir, mediante un préstamo hipotecario, una modesta casa en La Plata.
Por entonces, su obra ya había concluido.
Algunas de sus poesías alcanzaron inusitada popularidad como El Misionero, Vencidos, Jesús, Confiteor Deo, Piú Avanti, La Inmortal, Milongas Clásicas -que Rojas estima como un fracasado intento de poesía popular- y su célebre Apóstrofe contra el Kaiser Guillermo.
Las pasiones que suscitó su desbordante temperamento, que no conoció treguas ni alianzas permanentes, se prolongaron en el encontrado juicio de la crítica. Venerado por la juventud, Almafuerte recibió del Congreso Nacional una pensión vitalicia, que importaba un reconocimiento a su áspera existencia y también un alivio a su siempre apretado bolsillo. Pero no llegó a cobrarla porque murió pocos meses después, el 28 de febrero de 1917, en su humilde casa platense.
Obra literaria
Palacios publicó algunas obras con distintos seudónimos pero el que más se popularizó fue el de Almafuerte.
Evangélicas (1915)
Lamentaciones (1906)
Poesías (1917)
Nuevas Poesías (1918)
Milongas clásicas, sonetos medicinales y Dios te salve. Discursos (1919).
La inmortal
El misionero
Trémolo
Cantar de los cantares
La sombra de la patria
Fuente: Nueva Enciclopedia del Conocimiento Argentina
Pag. 146 Editorial Oriente S.A. Buenos Aires. 1992